Paso gigantesco del Betis (2-0)

06.03.2016 15:31

Víctor Díaz / Foro Deportivo

BETIS 2-GRANADA 0

El Betis ha logrado esta mañana una victoria vital en sus aspiraciones de certificar lo antes posible la permanencia en Primera División al derrotar a un rival directo como el Granada; y ello, a pesar de jugar con diez durante casi toda la segunda parte por la absurda expulsión de Vargas.

Pero, en la recta final, el cabezazo de N’Diaye abrió el camino del éxtasis para la afición bética; y Rubén Castro, ya con todo decidido y después de que también expulsaran a Andrés Fernández, selló un triunfo que, ahora mismo y a la espera de que jueguen el resto de rivales directos, pone al Betis con ocho puntos de renta sobre el descenso.

Es la tercera victoria del Betis en el Benito Villamarín, precisamente el día de los tres últimos en el que más difícil se le pusieron las cosas. La entidad heliopolitana, hoy de verde y rosa en homenaje a la mujer bética, le ha regalado a ellas y a toda su afición un poquito de tranquilidad, aunque la salvación todavía no está lograda y, por tanto, habrá que seguir luchando.

Todo ello en un partido realmente deslucido en líneas generales y, por momentos, bastante bronco, sobre todo en el segundo tiempo. El Granada llegaba a Heliópolis con la vitola de las dos victorias obtenidas desde la llegada de Jose González. Merino, por su parte, como el pasado jueves frente al Espanyol, colocaba a N’Diaye y a Dani Ceballos junto a Fabián en el medio campo, pero esta vez con Cejudo en una de las bandas. No obstante, al ver que la táctica no daba resultado, retiró al cordobés a la media hora para meter a Jorge Molina y jugar con dos delanteros, y Ceballos más escorado a una banda.

Hasta entonces el sopor predominaba sobre el césped del Villamarín, en el que por momentos se confundían las equipaciones de los dos conjuntos, sobre todo de frente y en los planos largos. Claro que, desde hace días, se sabía de sobras cómo iba a vestir el Betis en este día tan especial para ellos. Así pues, tanto el Granada como el árbitro, el señor Iglesias Villanueva –mal arbitraje el suyo en líneas generales- lo sabían o, al menos, debían haberlo sabido.

Pero desde la entrada de Molina, sin que el juego mejorase gran cosa, el Betis fue tomando poco a poco la iniciativa del juego frente a un Granada que presentaba solamente a Success como amenaza en ataque, desaparecido Peñaranda. A pesar de ello, salvo una brillante acción del atacante alcoyano desbaratada por Andrés Fernández, las ocasiones brillaron por su ausencia; aunque antes del descanso Vargas vio una muy absurda primera amarilla por sacar una falta después de haber pedido la distancia de la barrera.

Expulsión más que evitable

El lateral peruano lo pagaría bastante caro porque, tras la reanudación -y justo después de que Merino arriesgara metiendo a Joaquín por Fabián-, Iglesias Villanueva le enseñó la segunda por soltar la pierna -ver imagen- en un salto sobre Rochina, jugada también evitable porque, además, se produjo sobre la banda cuando el balón se disponía a salir de los límites del terreno de juego.

Era el minuto 52, y el Betis perdía tanto para el resto del choque como para el próximo partido en San Mamés a uno de sus puntales de las últimas semanas. Se suponía que el Granada debía dar un paso adelante para buscar su tercer triunfo seguido, pero no lo dio. Solamente Barral, sustituto de un negado Peñaranda –que, además, también tenía amarilla- le dio a la defensa bética algunos quebraderos de cabeza, si bien el delantero gaditano, ex de Sporting y Levante y amonestado rápidamente, también coqueteó con la segunda amarilla al meterse en algún que otro follón más de la cuenta.

Precisamente Barral gozó de la ocasión más clara del Granada, con un cabezazo en el área pequeña que desvió providencialmente Adán; y minutos más tarde, en el 70, el propio Barral protagonizó la jugada más polémica del partido, al caer ante Bruno en el lateral del área, dentro de la misma. La carga del central bético estuvo en el límite de la falta, con lo que si Iglesias Villanueva, cada vez más desquiciado, hubiese pitado penalti no habría pasado absolutamente nada.

Al final, el éxtasis

Pero, repetimos, el paso adelante que se esperaba por parte granadinista no tuvo lugar, y el Betis se lo hizo pagar muy caro. 

A los 84 minutos Joaquín puso medido a la cabeza de N’Diaye un córner forzado por él mismo; y el senegalés, pese a ser agarrado por Babin, cabeceó formidablemente a la escuadra de Andrés Fernández, y provocando el estallido de los 45.000 béticos que poblaban, a excepción de la tribuna destinada para la afición visitante, las gradas de un Benito Villamarín que veía muy cerca un triunfo de muchos, pero que muchos quilates.

Sólo quedaba no fallar atrás; y el Betis no solamente no hizo concesiones sino que, a la contra, tuvo dos clarísimas ocasiones. En la primera, a los 89 minutos, Joaquín estuvo excesivamente egoísta y no aprovechó una jugada personal que, no obstante, de haber entrado habría sido candidata a gol de la semana.

Y en la segunda, ya con el Granada a la desesperada y en la última acción del partido, un pase de Jorge Molina a Rubén Castro provocó la expulsión de Andrés Fernández al repeler con la mano –en realidad fue con el pecho pero la jugada se prestaba a la confusión al tener el portero el brazo extendido- la media vaselina del jugador canario que, con Biraghi bajo palos -Jose González ya había hecho todos los cambios-, transformó el libre directo en el definitivo 2-0 que, sin tener ya nada hecho, sí que deja al Betis bastante desahogado -victoria y, como ante el resto de rivales, también "average" ganado- de cara al tramo decisivo de la liga. Y su afición, su más que sufrida masa social, lo celebró como se merecía.

(IMÁGENES: RAMÓN NAVARRO / MARCA)

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