Noventa y uno.

Las suposiciones quedan atrás, las dudas también, la ejecución naturalmente tiene un ligero margen de mejora y el equipo se acerca a un pico de forma extraordinario desde el mismo comienzo de la campaña.

¿Qué es lo que hay en el Barça?
Delanteros que colaboran entre sí y que además saben enfocar sus esfuerzos de muy buena manera ante todo en el plano defensivo, medios en tres cuartos de terreno que lo mismo sirven como enganches que como pivotes defensivos adelantados. Extremos que se pueden sumar al tandem de mediocampistas, que pueden ensanchar el campo reteniendo la pelota y que en ocasiones hasta hacen coberturas a los laterales mientras estos suben a asistir de larga distancia.

Sobre el medio campo conviven una multitud de roles tan amplia que limitar el comportamiento de ese sistema con un planteamiento sería atentar en contra de la creatividad y la capacidad de los jugadores que se ven envueltos en dicho proceso.

Gracias a esto último, a este fenómeno, incluso los defensivos quienes se encuentran por diseño adelantadísimos se pueden hacer de asistencias que deriven en ocasiones de gol sin precisar que el balón se despegue de la superficie de juego. Implicando por consiguiente que el estilo de juego sin Neymar sufre un poco en cuanto a verticalidad pero ya no se depende de los corredores diagonales que se formaban en toda la 2014-15 y en el principio de la 2015-16.

Esto viene a subsanar una carencia muy pronunciada, una debilidad que el Atlético explotó a lo grande cuando nos enfrentamos a ellos por Champions, no se trataba de un hito en la historia del fútbol defensivo sino de una adolescencia de análisis del flujo del balón por parte de nuestro banquillo, de como y por qué corre, para donde, quiénes lo tocan, cómo lo tocan y cuántas ocasiones se perdían contra el muro que nos significaba el insulso 8-2, sí, un 4-4-2 pero con las dos líneas muy pegadas una a la otra hacia el fondo, llegando a ser a veces hasta 9-1.

¿Con qué se combate la ubicuidad? o mejor dicho, la numerosidad, con lo mismo, con omnipresencia, una solución que podrá lucir como algo muy tonto, pero si es simple y además de simple es elegante, amigo, lo has logrado, ¡tienes la respuesta!

El Barça no tiene dibujo, no es un 4-4-2 como han dicho en telecinco, no es un 4-3-3 como dicta el canon que debe de ser, no es el 3-4-3 donde estaba Abidal, el equipo es un 10, una falange o peor aún, una telaraña, un laberinto inefable. 

Sobre los titulares:
Hemos tenido el gusto de ver a Busquets, Vidal, Mascherano y Umtiti como centrales, en las inmediaciones del mediocentro defensivo, hombro a hombro con el 5 pudimos ver a Mascherano, Umtiti, Denis Suárez, Arda y Messi. Por otra parte Digne, Busquets, Gomes, Denis Suárez, Arda, Munir y Messi tuvieron algo en común, todos ellos en algún punto de la contienda fueron mediocampistas puros. Digne, Vidal, Munir, Arda y Messi fungieron en algún momento dado como delanteros, ya sea como extremos, segundas puntas o delanteros centro.

Le estoy hablando apreciable lector de que 4 jugadores hicieron de centrales, 5 de mediocentro defensivo, 8 de mediocentros puros, algunos incluso subiendo y 5 fueron delanteros, todo ello todavía sin incluir a los suplentes.

El fútbol TOTAL.

Sobre los suplentes: 
Un Sergio ha sustituido a otro y la baja del titular se notó sobremanera, el equipo no acababa por comprender cómo balancear la disposición del parado con los diferentes roles siendo tan cambiantes. Necesita minutos y antes que él está Sergi Roberto, pero va bien el señor Samper. Alba ha venido a romper cierto equilibrio que existía en el repliegue y el ataque, se le ha visto con muchas ansias por sobresalir y no es para menos, pues hablar del Digne del Barça es decir palabras mayores.

Y no es grandilocuencia gratuita, que conste, es que el tío es una bestia.

Rakitić fue tras unos 2 o 3 minutos desde la salida de Busquets el fiel de la balanza para el medio campo, ni más ni menos.

Se habla mucho de la asistencia de Messi a Arda, pero a mi me gustó más la habilitación de Umtiti a Arda atravesando todo el bloque de compañeros y adversarios apenas instantes antes de que se diera ese primer gol, un primer tanto firmado con una gran autoridad de parte del turco. El segundo ha sido una muestra del magnífico golpeo que tiene el 7, una exquisités que sin ser la brutalidad que hizo Messi de tiro libre en el Calderón bien valía la entrada al Camp Nou.

El tercero nos lo regalaron Digne y Messi, el francés centrando el cuero como con un guante y Messi marcándose un gol a lo Wembley. Rico no es Van der Saar, ni era la final de la Champions pero la postal ha sido muy semejante.

Grandes cosas nos depara la temporada, título oficial número 91 para los azulgranas obtenido en un 5 por 0 en el global ante un rival monumental, limpio, alejado de las patrañas que evocan una retorcida intensidad o un pundonor malentendido, una potestad futbolística, el gran Sevilla Fútbol Club.