Mirando al mar, por Ramón Buitrago

Sereno, suave,

 Acariciando la arena lentamente,

llevándose, un poquito de mi en cada caricia,

 en cada mimo interminable.

Rumor rítmico, tranquilo,

 rumor que te envuelve, e hipnotiza.

Calma, intimidad,

 soledad compartida solo con mis recuerdos.

Miles de suaves curvas, me recuerdan tu feminidad,

 tu dulzura, tu sosegado vaivén mece mis sentimientos y calma mi alma.

Mirando el mar.

Bravo, indomable,

Interminables caballos de furiosa espuma, me recuerdan tu poder, tu ira.

Ensordecedores golpes, que arrasan todo lo que se interpone en tu camino.

Crestas, temibles,

amenazadoras manos, que nos atraen y luego nos destruyen.

Tu fuerza, tu inmensidad, me hacen reconocer lo que soy,

minúscula partícula, que una vez quiso dominarte.