Mi visión del deporte de competición: cambiando cromos
17.07.2015 13:28Alberto Gil / Crónicas del Pueblo
Mi buen amigo Javier Romo Berlana, con el que colaboro para su diario digital Crónicas del Pueblo, me pregunta acerca de cómo veo yo, desde la atalaya de mi ceguera el deporte de competición y cómo ha cambiado mi percepción sobre el tema desde que veía a la actualidad.
La cuestión es que el cambio que yo pueda percibir sería doble: por un lado como persona que opina y por otro cómo disfrutaba de él cuando veía y cómo lo hago ahora sin ver.
Decir que sí, que siempre me gustó ver el deporte de competición, lógicamente no todas las disciplinas aunque cierto es que me llegué a tragar las olimpiadas de Seúl de 1988.
Los deportes que más me gustaron siempre fueron el fútbol, el baloncesto, el atletismo y el ciclismo.
De niño, como cualquier niño, coleccionaba los cromos de los futbolistas del momento: Goyo Benito, Del Bosque, Rexach, Arconada, Santillana, Gordillo, Rincón, Quini… y no sé cuántos más, que recuerdo el mundial de España con la ilusión del principio y el fiasco en que terminó para nuestra selección, que me quedaba hasta tarde para ver los partidos de baloncesto de la NBA, narrados por el gran Ramón Trecet, que fui a ver a los ciclistas de la Vuelta a España a la meta de Zaragoza y que no perdía ripio sobre las carreras de atletismo y aquellos gigantes negros de la velocidad, que recuerdo a una mujer tambaleante que llega al final a duras penas después de haber corrido la maratón… Esas son imágenes que tengo grabadas en la retina. Ahora ya no vivo con tanta pasión los partidos de fútbol aunque sí los siga, ya no me acuesto a las tantas por ver la NBA y continúo escuchando a Javier Ares las retransmisiones del Tour de Francia. Recuerdo a los grandes locutores del deporte: Gaspar Rosety, Héctor del Mar, el ya nombrado Ramón Trecet, José Joaquín Brotons, José Angel de la Casa, Paco Ortiz, y, cómo no, el carácter despótico de José María García y sus movidas.
Ver el deporte de competición por la tele cuando veía y escucharlo ahora por la radio sin ver. Siempre preferí, aun viendo, escuchar las retransmisiones de los partidos de fútbol en la radio y seguir las imágenes en televisión. Quizá es que la edad me haya hecho decepcionarme de aquella pasión infantil y adolescente, pero ahora, sin dejar de interesarme, ya no lo vivo tanto. Quizá sea por eso o porque el deporte de competición muestra una espectacularidad que ha de ser vista. No es lo mismo ver un mate que imaginártelo, o la salida en estampida de los velocistas de 100 ms. O las caras de sufrimiento de los ciclistas… No, no es lo mismo verlas que imaginarlas por bien que te las narren.
Claro que, y ahora viene mi opinión como persona, es que creo que el deporte se ha profesionalizado tanto que, en buena parte, se ha mutado en negocio. Bueno, siempre se dijo que los grandes negocios se hacían en el palco del Santiago Bernabeu. Pero no sé. El dopaje también ha perjudicado mucho. El querer batir marcas sin límite, sin importar el límite de las personas, los multimillonarios contratos opacos para Hacienda, el exceso de publicidad… Me sigue interesando el deporte de competición, pero no ya con la pasión de antes.
El deporte de competición siempre, sobre todo el fútbol, tuvo cromos que nos hacía estar cerca de nuestros ídolos, ahora creo que sigue habiéndolos y que los niños siguen intercambiándolos, pero son otros los cromos que yo querría tener de ese tipo de deporte. Unos cromos que hablaran de verdad de espíritu de equipo, de sentimiento de pertenencia, de superación, de humildad y sencillez, de fortaleza emocional y física… Me temo que los cromos que yo tengo no son ésos, son otros que hablan de venderse al mejor postor, de endiosamiento, de marketing, de espectacularidad artificial…
Seguro que hay cromos de aquéllos y debería cambiarlos por los míos, no sé.
Me gusta el deporte, me duele su politización y mal uso; me gusta el esfuerzo por llegar a la meta, no me gusta el falseamiento. ¿En qué queda el espíritu olímpico que habla de participar más que de ganar?
Asistimos de cuando en vez a escándalos varios que dejan muy en entredicho esa pregunta: líos en la FIFA, en la natación sincronizada, en el baloncesto femenino, en la Federación de Tenis…
Y, sin embargo, sigo queriendo ver aquello que cuentan de los goles de Messi o la emoción que hoy ha debido transmitir el Purito Rodríguez al ganar la etapa pirenaica del Tour, o cómo alguien es capaz de saltar con una pértiga por encima de 6 metros sin tirar la barra y así sucesivamente.
Ah, y si se te ocurre preguntarme si me gustaría asistir en directo a alguna de esas competiciones de pro, no te diría que no, jejejej. Te diría que si piensas en invitarme que lo hagas en plan VIP, cerca de los deportistas, cerca de las guapas azafatas que ponen los maillots, cerca de los canapés para no perderme ni lo uno ni lo otro… jajajajajajajaja.
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