Honor
08.02.2017 20:46Javier Fajardo / Foro Deportivo
FC BARCELONA 1-C. ATLÉTICO DE MADRID 1
Ya lo avisó Luis Enrique, que iban a sufrir ante el Atlético. Simeone había jugado al despiste para no dar pistas, pero estaba el Atlético obligado a salir al ataque, a buscar al Barça. Y vaya si lo hizo. Salió a comerse el verde, el blaugrana y todo lo que se le pusiera por delante. Baste decir que durante la primera media hora de partido, Cillessen fue el mejor de los locales. Hasta seis ocasiones tuvieron los rojiblancos para poder adelantarse en el marcador, con posible penalti no pitado de Sergi Roberto a Fernando Torres incluido. Y de Messi, ni rastro.
Trabajó muy bien la presión el equipo del Cholo hasta el punto de que al Barça no le duraba la pelota, algo impensable desde hace años. Pero este maravilloso deporte va de hacer goles. Y eso se le da muy bien a Messi y a Suárez. El rosarino estuvo ausente durante casi toda la primera parte, pero cuando apareció demostró por qué es de los mejores jugadores del planeta. Conducción hasta la frontal del área donde suelta un latigazo ante el que Moyá se lució sacando la manopla, pero ahí estaba el devorador charrúa para pillar el rechace y adelantar al Barça en el marcador. Ya lo ven, la importancia de la efectividad: tuvo seis el Atlético, cero goles. Dos acciones de Leo Messi, un gol para el zurrón. No se descompuso el Atlético, que salió en la segunda parte dispuesto a seguir creyendo, pero a los tres minutos, Godín se rompe y pide el cambio. A falta de más datos, tiene para unas tres semanas. Entraron Lucas y Correa por Godín y Gaitán, también tocado.
Durante un tiempo pareció que las aguas volvían a su cauce. El Barça dormía el partido y el Atlético acusaba el tremendo esfuerzo de la primera parte. Pero se le iba a poner un poco de cara el partido al Atlético. A falta de más de media hora, Sergi Roberto era expulsado por doble amarilla. Y un minuto después, Griezmann recibía un balón en posición legal y batía a Cillessen. Gol que fue anulado por fuera de juego inexistente. Tocaba seguir remando y el Atlético no desfalleció. Dio Simeone entrada a Gameiro por un Torres voluntarioso pero una sombra del partido de ida. Siguió intentando el Atlético empatar el partido pero no logró cantar premio en un par de córners que sacó bien la defensa local. Hasta que llegó otro golpe para los intereses rojiblancos. Carrasco se iba a la ducha por doble amarilla tras una entrada absurda al turco Arda Turan. Se quedaban diez contra diez y Messi quiso cerrar el partido poco después pero su espectacular trallazo se estrelló en la madera. Se le acababa el tiempo al Atlético y poco se había visto de Gameiro hasta entonces. Un Gameiro que iba a provocar otro penalti, este sí fue señalado, pero su lanzamiento se fue por encima del travesaño. Lo del Atlético con los penaltis es digno de estudio. Pero si por algo se caracteriza este equipo es por insistir. Y dos minutos tardó en volver a insuflarse oxígeno y esperanza con un gol de la conexión gala, Gameiro a pase de Griezmann. Quedaban siete más el descuento para forzar la prórroga, un mundo. Y el Camp Nou temblaba. Pudo evitarlo Luis Suárez con un gol, pero también fue anulado por fuera de juego, este de forma correcta. A partir de aquí aluvión del Atlético en busca de esa prórroga que le diese la oportunidad de llegar a la final. Achicaba el Barça como podía y las gradas contaban los segundos como si así pasara el tiempo más rápido. Más aún con la expulsión de Luis Suárez con todo el descuento por delante. Pero salvo un córner que incluso Moyá subió a rematar y una falta a Messi que el rosarino se encargó de alargar en el suelo y que provocó una amarilla a Busquets por desplazar el balón con el objetivo de perder tiempo, no hubo tiempo para más.
Finalizó el partido, respiró el Barça, soltó tensiones la grada del Camp Nou y el Atlético de Simeone, a quien Aleix Vidal le dedicó un 'cariñoso' saludo a las espaldas, salió del Camp Nou como el Cid Campeador: con una flecha en el corazón, muerto. Pero de pie. Con el orgullo intacto, con honor, con la tranquilidad que da el haberse vaciado. Y sobre todo, habiendo encontrado el camino a seguir.
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