Desde la butaca... El universo según Nolan
17.12.2014 17:25Hace algunos meses, en un artículo que repasaba lo que había dado de sí la temporada veraniega de estrenos, destaqué el hecho de que la ciencia ficción había sido el género dominante durante todo el año, lo curioso ha sido el hecho de que el producto más notable del genero nos haya llegado en este mes de noviembre, alejado de los grandes lanzamientos.
Si hay un cineasta en los últimos años que ha cambiado la forma de ver y entender el cine, ese es Cristopher Nolan, desde el año 2000, mostró un lenguaje nuevo a la hora de crear cada uno de sus largometrajes, empezando con Memento, en la que proponía al espectador una especie de puzle narrativo donde unir los trazos de memoria del amnésico protagonista, pasando por Insomnia, El truco final, la trilogía de Batman, Origen, cada una con sus complejidades argumentales, por lo tanto, despertaba curiosidad entre los cinéfilos como acometería el paso hacia la ciencia ficción.
Llamar director de cine a Cristopher Nolan es quedarse corto, estamos hablando de alguien que controla prácticamente todo el producto final, empezando por el guion, la mayoría de las veces, en colaboración con su hermano Jonathan. Incluso es conocido su control férreo en los rodajes sobre otros aspectos como la fotografía y la banda sonora.
Vamos, pues, con su última obra, Interstellar, y si, podemos decirlo, obra maestra, interpretada en sus papeles principales por un grandioso Mathew Mconaughey, secundado por una eficaz Anne Hathaway, y los siempre solventes Michael Caine, John Litgow, y Jessica Chastain. En la música encontramos a uno de los grandes, Hans Zimmer (Gladiator, Origen, Rain Man), que ha compuesto para la ocasión una original y peculiar banda sonora que casa perfectamente con la imagen.
La trama, a pesar del componente fantástico y científico, no deja de ser un drama sobre la relación de un padre con su hija y la odisea que le lleva de un lugar a otro del universo, para intentar regresar junto a ella, más allá del tiempo, del espacio, de la gravedad y de cualquier dimensión.
Cuenta con una duración de casi tres horas y con un ritmo pausado, sin embargo, no da lugar al aburrimiento, y, en lo que se refiere a la parte puramente astronómica de la cinta cuenta con unos efectos especiales fuera de lo común. Es muy loable los diseños, tanto de los planetas, como de agujeros negros y de gusano, en este sentido, es justo destacar la colaboración como asesor científico, de Kip Thorne, físico teórico, amigo y colaborador de Stephen Hawking y Carl Sagan, y, uno de los mayores expertos en aplicar las teorías de Einstein a la astrofísica, curiosamente, esto tendrá una influencia mayúscula en la trama de la película. Habría que reseñar también los numerosos homenajes a 2001, una odisea del espacio, aunque, en mi humilde opinión como aficionado al género, la supera en muchísimos aspectos, teniendo una resolución final mucho más redonda que la cinta de Kubrick.
Para concluir, nos encontramos con uno de los mejores largometrajes del año, técnica, visual y narrativamente, un ejemplo a seguir en futuras producciones
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