Desde el sillón… House of Cards, con Javier Campelle

18.06.2014 12:45

    En los últimos años, los aficionados al mundo de la televisión, de las series, en concreto, estamos de enhorabuena, muchas cadenas se plantean el medio como alternativa, en lo que a calidad se refiere, al mundo del cine, ofreciendo algunos títulos que nada tienen que envidiar a producciones vistas en pantalla grande. Lejos quedan ya títulos como Perdidos, House, etc., que, aunque iniciaron el gran boom de las series, trascendiendo a las redes y convirtiéndose en fenómenos mediáticos, provocaron una saturación de productos clónicos en los que la comercialidad primaba por encima de cualquier valor artístico.

    Afortunadamente, algunos canales no han seguido esta vía, centrándose, ante todo, en la calidad, HBO, AMC, Showtime, nos han regalado joyas como Juego de tronos, Breaking Bad, Mad Men, True Detective, Homeland, entre otras. En este Panorama irrumpe Netflix, servicio de streaming, o video bajo demanda que, fieles a este modo de entender el medio televisivo, deciden arriesgarse con series de producción propia, entre las que destacan Orange is the new back, y, la que hoy nos ocupa, House of cards.

    Lo primero que destaca en esta serie, son los nombres implicados en ella, para empezar, el productor y director de varios capítulos, David Fincher (Seven, Zodiac, Benjamin Button, La red social, Millenium), uno de los directores punteros de Hollywood. Otros capítulos han sido dirigidos por nombres como Joel Schumacher (Un día de furia, El cliente, Tiempo de matar) o James Foley (Pasión Obsesiva, Cámara sellada).

    En el reparto encontramos nombres como Robin Wright (Forrest Gump, Mensaje en una botella, El protegido), Kate Mara (127 horas, Templario), pero, por encima de todos un impresionante Kevin Spacey, el protagonista y autentico maestro de ceremonias de la serie, pero, para poder hablar con profundidad sobre la serie, vamos primero a contar la trama.

    Francis Underwood es un congresista demócrata estadounidense que ambiciona ser secretario de estado en un nuevo gobierno, en el último momento, la jefa de gabinete le comunica que no va a ser considerado para el puesto. A partir de ahí , Underwood comenzará un juego de poder, ayudado por su esposa, en el cual manejará los hilos de la Casa Blanca, manipulando  a la prensa, a  compañeros y rivales políticos con el objetivo, no solo de ascender en el gobierno, si no de vengarse de todos aquellos que le habían relegado anteriormente.

    Con esta premisa asistimos a un constante espectáculo de intrigas y manejos políticos orquestado por el personaje de Kevin Spacey, en el que, incluso, hace partícipe al espectador, hablando a cámara en ocasiones con el fin de explicar sus maquiavélicos planes, consiguiendo, en ocasiones una empatía sorprendente, pues nos damos cuenta del político rastrero, amoral y falto de escrúpulos que representa, pero no podemos dejar de seguirle para saber hasta dónde puede llegar.

    Actualmente, la serie ha terminado su segunda temporada en la que, lejos de bajar el ritmo, lleva al protagonista a  unos niveles de manipulación y cinismo aun mas altos, en ocasiones , uno se lleva las manos a la cabeza, pensando que va a seguir haciendo semejante elemento para lograr sus objetivos.

    A pesar de tener un ritmo pausado, la profundidad del guión, la interpretación de Kevin Spacey y la factura técnica de la serie mantiene al espectador pegado un capitulo tras otro.

    Si no os gusta la política, aun así, os encantará la serie, si por el contrario, os gusta ese mundo, no podréis dejar de verla y devorareis un capitulo tras otro, se convertirá en vuestro producto televisivo favorito. En nuestro país se emite por Canal Plus, en plataformas de video bajo demanda (Yombi, Wuaki tv, etc.), o a la venta en formato casero.

    Como dato curioso reseñar que, un día después de estrenarse la segunda temporada en Estados Unidos, Obama compareció en un acto, y lo primero que pidió fue que, por favor, ninguno de los asistentes le contara  el final del capítulo de House of Cards, pues aun no había tenido tiempo de verlo.

    Para finalizar, una reflexión personal, cuando terminé de ver la segunda temporada, me rondaba una inquietud, el saber hasta qué punto esta serie es un producto de ficción, o si por el contrario, en la vida real llegan a existir personajes semejantes a tan altos niveles, evidentemente, la respuesta a tal inquietud fue un repentino…escalofrío.

    Como siempre, esperando que mi recomendación os resulte útil, Os mando un saludo.

 

 

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