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¿Quién ganará el pulso?
08.11.2015 21:05José Antonio Martínez / Crónicas del Pueblo
Con frecuencia se ha planteado el desafío secesionista al Estado como un pulso entre los partidarios de la independencia y el propio Estado; aunque es cierto que ha pasado por diversas vicisitudes, hoy parece que el resultado está a punto de concretarse.
En algunos momentos nos ha parecido que los secesionistas podían ganar la partida, pensemos por ejemplo en la manifestación del 11-S de 2012 donde según el Govern habían participado dos millones de personas, prueba de fuerza que se reiteró en años sucesivos en la misma fecha.
Amén de lo anterior los independentistas han tenido a su favor la utilización sin reparos de la radio y televisión oficiales como instrumentos de adoctrinamiento de la población tarea a la que se han sumado gustosos algunos medios de comunicación privados que reciben sustanciosas cantidades de dinero público con las que mejorar su cuenta de resultados, en compensación, participan en la mezquina tarea de difundir la promesa del Paraíso para los creyentes de la fe nacionalista al tiempo que se dejan llevar por la inercia del pensamiento único.
En tercer lugar los secesionistas han utilizado como reclamo para su causa de forma poco ética la crisis que hemos padecido desde 2008 hasta 2014 asegurándonos que nuestra situación era la que era porque Espanya ens roba. Es una evidencia que la crisis ha empobrecido a la población y sobre la misma el discurso anterior, demagógico y completamente falso del Espanya ens roba, ha servido de catalizador y ha hecho crecer rápidamente el número de partidarios de la secesión.
Se entiende fácilmente que si en un contexto de crisis, paro y ruina económica nos señalan, cada día, que alguien nos roba, la reacción natural de la población ha de ser lógicamente, antes que nada, que nos dejen de robar.
Si la situación se caracteriza por las notas anteriores, ¿Cuál puede ser el resultado de la partida?. Tres hechos decidirán de qué lado se inclina la balanza:
i) El gobierno de CiU, partido que ha casi monopolizado el poder político en la Generalitat, diputaciones, ayuntamientos y consejos comarcales durante estos 37 años, nos ha conducido a una situación de corrupción generalizada, institucionalizada y, con frecuencia, impune que ha tenido su exponente más claro en la confesión del expresident Pujol. Citemos entre los procesos ya con sentencia condenatoria firme los casos Pallerols, Turisme, Treball, Ferrocarrils, Assoc. Cat. de Municipis, etc. de hecho, cada día amanece con un nuevo delito que empequeñece al anterior inmersos en esta vorágine descubrimos atónitos que quienes afirmaban en el peor momento de la crisis que España, el resto de España nos robaba, eran quienes tenían establecida una verdadera red de extorsión, clientelismo y saqueo, eran, como tantas veces en la historia, nuestros propios gobernantes.
ii) Han perdido el plebiscito, no pudiendo celebrar un referéndum por la secesión porque la Constitución, las Cortes y el Gobierno no lo permiten, tras el paripé del 9-N, las elecciones del 27-S fueron planteadas por los independentistas como un plebiscito y lo perdieron, por poco, pero lo perdieron.
iii) Los independentistas están ahora a punto de cometer un disparate de consecuencias incalculables que les puede conducir a la ruina, este hecho se producirá, si todo se desarrolla como parece, en los próximos días, cuando el Parlament apruebe una resolución por la que: se insta al Govern a desobedecer las leyes, a no acatar las resoluciones de los tribunales incluido el Tribunal Constitucional, y ponerse sin paliativos al margen de la ley.
En conclusión, si los independentistas cubiertos con la ignominia de la corrupción y frustrados por el resultado del plebiscito, se sitúan ahora al margen de la ley, si tal sucede, podemos asegurar sin miedo a equivocarnos que, ante nosotros y ante Europa, han perdido la partida.
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