Sobre Mel, comodines y faltas de respeto
11.01.2016 12:35Víctor Díaz / Foro Deportivo
Se acabó la segunda etapa de Pepe Mel como entrenador del Betis. El equipo verdiblanco acaba la primera vuelta con veinte puntos, cinco por encima de los puestos de descenso a Segunda, pero las malas sensaciones desde hace ya varias semanas llevaron anoche a la directiva verdiblanca a prescindir de los servicios del entrenador madrileño.
A nadie le cabe duda que Mel, el sostén principal de este equipo –junto con Rubén Castro- desde que llegara por primera vez en 2010, había ido perdiendo poco a poco el rumbo desde el lamentable partido que plantease en Las Palmas, hace cinco jornadas. A partir de ahí, la cuesta abajo ha sido más que visible, sin un solo gol a favor y contando en su haber solamente con el empate en el derbi sevillano. Un solo punto de quince posibles, dos de dieciocho si extendemos la racha al 1-1 en casa ante el Celta una semana antes. Y, lo que es más alarmante, unas sensaciones cada vez peores.
No extraña, pues, conociendo cómo se hacen las cosas en el fútbol moderno, que en el Betis hayan perdido la paciencia, teniendo en cuenta además el cada vez más numeroso sector de la afición que tenía ya enfilado al técnico incluso antes del bajón.
Es más que probable que la destitución de Mel sea la solución menos mala en lo referente al banquillo, razones hay para pensarlo; pero anoche yo eché mucho de menos un poquito de autocrítica por parte de Eduardo Maciá. Porque al igual que Mel últimamente había perdido los papeles e incluso la confianza en sí mismo, a nadie se le escapa que la planificación llevada a cabo por el director deportivo, contratado a bombo y platillo, ha sido de deficiente hacia atrás.
Señor Maciá, si miramos el rendimiento de los jugadores que vinieron con usted en verano podremos ver que tan sólo uno de ellos, Westermann –a Joaquín no lo incluyo porque fue él mismo quien quiso volver antes de que usted fuese a buscarlo-, ha ofrecido un rendimiento acorde a la Primera División del fútbol español. El resto, nada de nada, siendo especialmente flagrante –por lo previsible- la actitud de un Van der Vaart más que devaluado pero contratado con sueldo de estrella, así como los 2,5 millones desembolsados por la mitad del pase de un Pezzella que, hasta el momento, no ha demostrado en absoluto ser mejor ni siquiera que Jordi Figueras.
Señor Maciá –que cobra una pasta gansa-, y también señor Ollero, han optado ustedes por la solución más común, que es prescindir del responsable del banquillo. Me parece bien o, cuando menos, respetable; pero ahora han de acertar con su sustituto, previo paso interino, una vez más, de otro gran bético como Juan Merino. En Heliópolis aún tenemos muy reciente las barrabasadas cometidas por los antecesores en sus cargos, Vlada Stosic, Miguel Guillén, Manuel Domínguez Platas y el “jefe”, José Antonio Bosch, que trajeron entre unos y otros a gente tan “cualificada” como Juan Carlos Garrido o Julio Velázquez. Espero que ustedes no obren como ellos, y que además traigan uno o dos refuerzos buenos para una plantilla en calidad cogidita con alfileres; porque además, ya han hecho uso del “comodín del entrenador”, y si la situación no se endereza, los próximos en estar en el punto de mira serán o deberían ser ustedes.
Por último, no quiero finalizar sin hacer mención a la falta de respeto con la que, en mi opinión, ha estado tratando últimamente ese sector cada vez más amplio de la masa social verdiblanca al que antes hacía mención. Se puede criticar a Mel, faltaría más –últimamente se debe, diría yo-; se puede estar en desacuerdo con su labor; puede gustar más o menos su forma de trabajar… pero, sinceramente, no es en absoluto de recibo lo que ese porcentaje de la otrora mejor afición del mundo le ha estado haciendo en los últimos meses –algunos le han echado en cara hasta que su yerno sea Del Nido “junior”, como si en las familias no hubiese béticos y sevillistas- a un hombre que primero triunfó como goleador a principios de los noventa y que, después, como entrenador, ha llevado al Betis a lograr dos ascensos, una permanencia y una clasificación europea. El descenso de hace dos años no se lo atribuyo porque, cuando Bosch lo echó, el equipo futbolísticamente no estaba muerto pese a estar colista y, además, casi no había podido contar con el lesionado Rubén Castro. Del pasado no se puede vivir, cierto es; pero también hay que tener un poquito más de memoria y consideración con quien es, le pese a quien le pese, un pedacito de la historia de este centenario club.
Suerte, Pepe; no eres ni mucho menos un “entrenador top” pero sí un tipo honesto que, hasta las últimas semanas, has desempeñado una labor excelente en el Betis. Suerte, Merino, ante el “marrón” que te han puesto por delante, con Sevilla, Villarreal y Real Madrid en el calendario más inmediato. Y suerte, naturalmente, al que venga, porque ésta será también la suerte del club de las trece barras… y porque me da que la va a necesitar en importantes cantidades.
(FUENTE DE LAS IMÁGENES: LA TRIBUNA MADRIDISTA -MEL- Y MARCA -MACIÁ Y OLLERO-)
—————
