Qué grandes sois, cabrones, por Javier Romo

02.10.2014 23:41
Hace un paar de años, metido en el ámbito político, llegando a pensar que podía cambiar este mundo (siempre sueño), me aconsejaron que me pusiera en contacto con una persona de Alicante para los temas del partido politico y prensa. Yo receloso, porque mi padre me enseñó a no fiarme de nadie, fui conociendo a un tal Ramón del cual solo veía una foto enchaquetado (daba respeto y me hacía crear un muro entre los dos).
 
Con el paso del tienmpo me di cuenta que aún sin conocerlo fisicamente se ha convertido en mi hermano mayor, mi mentor, alguien hoy por hoy imprescindible. Alguien que me ha hecho sentirme grande. Alguein que me valora en lo que hago y que acepta mi trabajo sea bueno o no.
 
Pero es que encima este tío me hace entrar en su mundillo presentandome a su gente que no se a nivel social, pero a nivel intelectual están muy por encima mía. Hablo de Javier Campelle, Emillio Tomás, y cómo no, de una de las mejores y mas bellas (y me refiero internemente, porque externamente no cabe la menor duda) personas que nadie se echa a la cara.
 
Trabajar con vosotros es fácil. Es muy fácil. Es más es algon que se desea, el tener un motivo para llamaros. Y eso me hace intentar progresar en cosas que nunca sé si saldrán bine o mal. pero soy de los de intentar todo lo posible.
 
Rosa, perdona por mi vocabulario, pero escribes de puta madre. Y leerte es una gozada. Es llorar. Es sentir. Es soñar. Es a fin de cuentas... vivir.
 
Y como estoy lleno de retos. Acuérdate de lo último, pasar de la poesía escrita a recitada. pero lo propuse sin sengundas intenciones porque dentro de mi humildad creo que soy transparente.
 
Y oye, ¡qué maravilla! Oir algo así... precioso.
 
Pero como digo sin niguna segunda intención.
 
Pero hoy recibo un mensaje privado de un tal Jesús Alberto Gil Pardo, por lo visto invidente, reconociendo el mérito de Rosa como gran escritora y dándome las gracias por lo hecho.
 
Y yo, me descuadro y rompo a llorar.
 
Y ¿qué hice yo para que me aceptarais entre vosotros?
 

Vuestra grandeza me hacer sentirme grande y yo a cambio sólo puedo decir: Gracias, qué grandes sois, cabrones

 

—————

Volver