Bocazas

Javier Romo / Crónicas del Pueblo

Y la verdad que no hago esta crítica por el partido politico en el que estás. Ni porque Madrid este hecha un verdadero asco, que lo está.

Uno se cansa de oir excusas tontas de que es por el legado del gobierno anterior (B. B.) porque un gobierno en condiciones, y este, el madrileño, no lo es, hubiera actuado.

La verdad es que a mí los temas madrileños me pillan algo lejos, poco más de 400 km, y por lo tanto poco me afectan, excepto en los viajes que hago a la capital española, que por desgracia no son muchos.

Pero señora Manuela Carmena, cuando usted habla, sube el pan. La mayoría de las veces que habla o me provoca verguenza ajena o me cabrea hasta el punto de casi estallar.

A mí, sus vacaciones y lo que duren éstas me las trae al pairo. Que se ha ido los trece primero días de Julio, según dice la prensa (yo no lo sé), pues disfrutelas.

Que ha decidido cogerse también el mes de agosto entero... Pues no será a mí a quien tenga que rendir cuentas. Eso tendrá que hacerlo a los madrileñitos de a pie donde por cierto tengo muy buenos amigos.

Lo que se torna intolerable y de mal recibo es que usted diga, en su retorno momentáneo al festejo de la Paloma, que se va a tomar el mes de agosto entero para "demostrar que las personas con responsabilidad política" tienen "una actitud igual a la del resto de los ciudadanos".

Y yo me pregunto ¿en qué mundo vive usted?¿es acaso en los mundos de yupi?

Le pido por favor que deje de reírse de los españoles, porque se está pasando.

¿Qué españolito de a pie tiene en la actual sociedad que vivimos, un mes o mes y medio de vacaciones?

Un mes quizás un 15% de ellos. Une mes y medio... ja ja ja ja ja

Y otra cosa. al decir usted que se quiere igualar al resto de los ciudadanos me he atrevido a llamar a una inmobiliaria para preguntar precios de alquileres en Sancti Petri, entre Conil de la Frontera y Chiclana. Y me han dicho numerosos precios de donde le saco un gasto medio de 4000 euros al mes.

Me da igual si el pago de ese dinero corre de su bolsillo o del de otros, pero déjese de reir de mí.

Mejor que se quede en casa, antes que subir a celebrar una fiesta por obligación y decir tantas burradas